jueves, 24 de febrero de 2011

"Chéjov" de Henry Troyat


La biografía escrita por el francés Henry Troyat (1911-2007), recorre en un exhaustivo viaje la vida del autor ruso Anton Chéjov. Su familia, estudios pasiones y evasiones están recogidas en los 16 capítulos de esta obra ágil y de fácil lectura.
Historiador y escritor, Henri Troyat, cuyo verdadero nombre era Levón Aslani Thorosian o Lev Aslánovich Tarasov, dependiendo de si nos referimos a su origen armenio o ruso, fue un popular autor de biografías y novelas.A continuación algunos fragmentos de su obra, sobre el proceso y las sensaciones que despiertan en Chéjov el montaje de Tío Vania en el Teatro del Arte de Moscú:

“A comienzo de 1899, la dirección del teatro Mayli, el más antiguo y más célebre de Moscú, manifestó la intención de presenta la pieza. Lamentablemente tras un primer examen, el comité de lectura solicitó importantes modificaciones: por ejemplo, esos buenos señores estimaban absolutamente inverosímil e indecente mostrar a un hombre culto como Tío Vania presa de furor, a punto de descerrajar un balazo a un ex profesor universitario. Les parecía que tal comportamiento ofendía a toda la clases intelectual. Después de reír mucho ante esta reacción, Chéjov recuperó su manuscrito y lo entregó al Teatro de Arte, cuyo elenco gozaba de toda su simpatía.

Durante su última permanencia en Moscú, asistió a algunos ensayos del Tío Vania, ejerciendo un control y manifestando una exigencia sorprendente en una persona que habitualmente se mantenía en segundo plano. El menor error de interpretación, el menor efecto exagerado lo herían como si se hubiese dado vuelta una uña. No tenía empacho en decir lo pensaba al director y a los intérpretes, siempre, sin embargo con un matiz de cortesía para con las mujeres, lo que le valió el apodo de “inspector de actrices”.
De regreso a Yalta en el otoño, aguardó con ansiedad noticias del Tío Vania, que iba adquiriendo vida lejos de él, en Moscú. Olga, que tenía en la pieza el papel de Elena, le pidió por carta explicaciones sobre la psicología de su personaje. Le respondió que Stanislavsky se equivocaba el pretender que el doctor Astrov estuviese apasionadamente enamorado de Elena. Astrov- decía él- se sentía atraído por la belleza de Elena, pero la juzgaba con lucidez y, en el último acto, hablaba con ella “con el mismo tono con que le hubiese hablado del calor que hacía en África” y la besaba “casi distraídamente, para pasar el tiempo” y Chéjov añadía: “¡Ah, encantadora actriz! ¡Cómo me gustaría estar en Moscú! Mientras tanto usted vive en un torbellino, disfruta, se aturde y no tiene tiempo para concederme”.
Gorki escribe a Chéjov sobre Tío Vania:
“Siempre Tío Vania। Siempre. Y reservare una localidad para verlo una vez más… la pieza esta plena d pensamientos, de símbolos, y su forma la convierte en una obra absolutamente original, incomparable.”
En contraposición , Tolstoi:
“¿Dónde está el drama?- preguntó furibundo al actor Sanin- ¿En qué consiste? ¡La acción se arrastra!”, y como Nemirovich-Dantchenko se esforzaba en defender al autor, le respondió secamente que el Tío Vania carecía de situación dramática, y que el lugar de ésta lo ocupaban las guitarras y los grillos।”
Rosalía Martínez


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