domingo, 12 de diciembre de 2010

Silencio

Silencio
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Octavio Paz.
Una mujer le dice a un hombre que la está mirando sin decir ni mú, no me mires así, sabes que no. Dos viejos amigos se encuentran a la salida de un partido de fútbol y empiezan a hablar en lenguaje de signos. A priori diríamos que tanto una pareja como la otra pueden interpretar perfectamente el silencio. Pero, ¿eso es silencio? No existen silencios abstractos en el teatro, sino concretos, afirman Chris Baldwin y Tina Bicât.
¿Hay silencio porque hay un otro? ¿El hombre puede estar en silencio consigo mismo? Lo abstracto es lo difícil de comprender y lo concreto es lo preciso, la reducción a lo esencial. Entonces existe el silencio dual. No hay nada tan abstracto como querer concretar un silencio. Un minuto de silencio por la muerte de… Es concreto porque es un signo, si no fuera signo, codificación, sería de lo más abstracto. Por tanto el silencio concreto del teatro, no deja de ser un signo codificado que permita al espectador poder comprender el significado de dicha ausencia de palabra u otros sonidos. Unamuno dijo que a veces, el silencio es la peor mentira. En el teatro, en el mundo irreal del teatro, adquiere doblemente esa posibilidad.
El silencio envenena, anula o abraza, pero no dice, no dice con palabras. El tiempo marca la pausa que hay entre la palabra y el silencio. Nacemos en silencio para arrancar a decir palabras. Morimos para callarnos para siempre. El silencio es un signo entre la cuna y la mortaja. Por el camino lo nombramos, porque necesitamos creer que existe.
Irol de la Zaera

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