CASTELLANOS
Dos hermanas han ido de visita al Museo Nacional de Bellas Artes de la Habana, hace muchos años que no iban por causas de la remodelación del mismo. Moraima vive en Pinar del Río, una provincia vecina a la Habana, ha viajado para encontrarse con su hermana Lupe que vive en la capital, y de paso ver la reapertura del museo.
Se encuentran en estos momentos en el edificio de arte cubano contemporáneo. Ambas acaban de ver la sección de pintura realista y pasan a la sala de las vanguardias. Miran insistentemente la primera obra de Wilfredo Lam titulada: "La espada de Kiriwina"
Lupe. (Mirando con asombro) De verdad que ahora a cualquier cosa le llaman arte. Mira eso mi hermana, que cosa tan rara.
Moraima. (Sin entender claramente a qué se refiere) ¿Qué dices?
Lupe. Niña, ¿Pero no lo ves, tu crees que eso es una mujer?
Moraima. Pues claro.
Lupe. Pues a mí me parece una mezcla de yegua con avestruz.
Moraima. Lo siento pero es uno de mis cuadros favoritos de Lam. Para entenderlo es necesario extrañarse, es surrealismo.
Lupe. No, si extrañada estoy, no me puedo creer que te guste.
Moraima. Me refiero a mirar la obra de arte desde otra perspectiva, las formas te sugieren cosas. Por ejemplo esos pechos y ese trasero...
Lupe. ¿Cuando dices pechos y trasero, te refieres a las tetas y al culo?
Moraima. No seas vulgar mi hermana, que estamos en el museo.
Lupe. Lo siento Mora, pero aquí, en el museo en Pinar del Río y en cualquier lugar eso no son tetas.
Moraima. Es una interpretación que el autor hace.
Lupe. Perdona que te diga pero ese hombre no ha visto en su vida unas tetas. (Señalando al cuadro anterior) Mira eso si es un culo de verdad. Quien ha visto una mujer con un rabo como si fuera una yegua.
Moraima. Pero los pintores no tienen que reproducir la realidad tal cual es, para eso ya está la fotografía.
Lupe. ¿Y dime entonces qué valor tiene pintar algo? El verdadero mérito mi amor, es pintar lo más fiel posible al original, y esas tetas no lo son por mucho que te empeñes en que yo lo vea.
Moraima. Parece mentira que digas eso, cuando fuimos al instituto estudiamos las vanguardias.
Lupe. Lo sé, por eso nunca pasé de esta sala cuando venía de niña con el cole, le decía a la profe que me hacía pipí y desaparecía. Todos esos monstruos me parecen un timo. Porque si a mi me diera por poner una plasta de vaca y te dijera que es el volcán Popocatepel. ¿Te lo creerías?
Moraima. Pues depende, si dentro de tu concepción de volcán lo entiendes como expulsor de de desech...
Lupe. Deja eso ya por tu madre. No me vas a convencer, si tienes el mismo gusto para escoger marido lo llevas crudo. Mis sobrinos serán gremlis, ¡Que horror!
Moraima. Pero Lupe...
Lupe. Lupe nada. El hombre imita la naturaleza, lo que le rodea, y luego lo plasma en la obra. El que lo haga con mayor maestría y armonía merece mi respeto. Y eso es todo ¿Lo entiendes?
Moraima. Esas ideas son de Platón y de Aristóteles, para los que la obra de arte debía ser simétrica y fiel al original. Ahora el hombre ya no imita, busca dentro de sí lo que quiere expresar. ¿No has soñado y has visto las cosas que nos rodean de una forma no habitual, no has visto alguna vez en ellos escenas imposibles?
Lupe. Platónica no soy porque me enamoré de un mulato que se moría y se muere por mí.
Moraima. Pero no te hablo del amor platónico te hablo de...
Lupe. Corazón dejalo ya, ¿no comprendes que a mi esas mamarrachadas horribles no me valen para nada?. No hay belleza en eso. Por ejemplo ¿crees que pondría esa cosa en mi sala? No haría jamás juego con mis muebles. Quedaría realmente fatal. (Acercándose al cuadro realista) Ahora este otro es otra cosa, tiene belleza, colorido. Mi marido por lo menos se volvería loco con ese cuerpazo, claro que le recordaría al mío que no está nada mal ¿No te parece?.
Moraima. Hablemos en serio,¿quieres?. La obra de arte se mira con desinterés, no por su utilidad. ¿Recuerdas a Kant, hermanita?
Lupe. Mira vamos a seguir andando, porque van a cerrar el museo.
Moraima. Antes de eso me gustaría que mirásemos por última vez juntas este maravilloso cuadro de Lam, piensa en lo que te transmite, toma su tiempo, intenta empaparte de él. Contempla sus formas, sus colores cálidos. La dificultad y combinación de las formas, déjate llenar. Necesito que olvides todos los prejuicios, no busques nada conocido en ella, mírala solo.
Lupe. Ay, mi hermana por favor no me tortures más con eso chica. Me voy a volver loca, mejor nos vamos.
(Moraima, le pone la mano en la boca cariñosamente indicándole que se calle y mire. Tras unos minutos)
Moraima. (Con voz susurrada le habla detrás de su oreja, mientras ambas continúan inmersas en la pintura) ¿Y ahora?
Lupe. (Dudosa) Bueno, parece que me acostumbrado, ya no me parece tan horrible. Aunque lo que parece el pezón, creo que...
Moraima. (Cómo si regañase a un niño) Lupe. Venga sigamos
Rolando Castellanos López
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