Vemos una habitación con una gran ventana. Hay una cama donde duermen un hombre y una mujer. Suena el despertador.
Claudia: Por Dios es domingo, quieres apagar ese despertador.
Marcos: Perdona. (Se levanta. Va vestido con unos calzoncillos y una camiseta interior)
Claudia: ¿A dónde vas a estas horas?
Marcos: Lo siento cariño, sabes que siempre me despierto a al misma hora. Tú sigue durmiendo.
Claudia: Podría seguir durmiendo si te fueras a otro lugar, pero esta casa tiene sólo treinta metros cuadrados. Incluyendo el balcón, que es donde te podrías meter.
Marcos: Cómo eres.
Claudia: ¿Cómo soy?
Marcos: Sí, eres tan graciosa.
Claudia: ¡Y estoy tan despierta por tu culpa!
Marcos sale y vuelve con una bandeja donde hay una magdalena y un vaso de zumo.
Marcos: Toma para que no te quejes. Ahora te traigo algo de fruta, que sabes que lo necesitas.
Claudia: No hace falta que me recuerdes que me cuesta cagar. Lo sé de sobras.
Marcos: Pues a veces no lo parece.
Claudia: Mi estreñimiento crónico es una respuesta al exceso de mierda que hay en este mundo.
Marcos: Noto que te estás despertando.
Claudia: Pues ya que estoy despierta podrías venir aquí guapo...
Marcos va hacia la cama. Claudia comienza a juguetear, quiere hacer el amor, pero Marcos no quiere.
Marcos: El café está listo. (Se levanta y va a buscarlo)
Claudia: (Insinuante) Uno corto, por favor.
Marcos: Que sea con leche. (Ríe)
Claudia: No seas malo ven.
Marcos: Ahora no.
Claudia: ¡Vete a la mierda!
Marcos: Ahora no puedo, tengo que escuchar una pieza de Strauss.
Claudia: Perfecto.
Marcos: ¿Qué tal uno doble después de comer?
Claudia: ¡Vete a tomar por el culo!
Marcos: Claudia, sabes que me gusta escuchar a Strauss.
Claudia: No puedo llegar a entender que te da Strauss que no te de yo. Además no canta, sólo es música. (Se tapa la cara con la sábana)
Marcos: Ya han cambiado los vientos. Este tipo de música te puede transportar a mundos distintos, sólo debes de escucharla detenidamente.
Claudia: ¡Déjame en paz y vete con tu puto Strauss!
Marcos: Perfecto cuando decidas volver a la superficie toca la campanilla. Por si no te has dado cuenta no quiero dejarte sola. Me estoy haciendo mayor, cualquier día me compro un perro que es un animal tan bobo como un hombre enamorado. Quizás se ponga a escuchar música conmigo y tengamos algo juntos. Claro lo malo que la zoofilia no está muy bien vista. ¿Tú que piensas de esta relación hombre-animal?
(Claudia saca la cabeza de las sábanas)
Claudia: El café estará frío.
Marcos: Si quieres te lo caliento.
Claudia: Pon tu música. Así podré oír algo de fondo, quizás me distraiga.
Marcos: Veo que ya no me tengo que comprar un perro. Te propongo que en vez de oírla, la escuches.
Claudia: ¡Qué remedio!
Marcos pone un cd de Richard Strauss mientras Claudia se está tomando el café. Al finalizar la primera pieza Claudia se ha puesto a llorar.
Marcos: Pensé que no te gustaba Strauss.
Claudia: Y no me gusta. Quizás me emociona verte tan feliz.
Marcos: Te podrías emocionar más a menudo.
Claudia: Será que nuestros relojes no están sincronizados. El mío siempre va con retraso.
Marcos: Vaya hoy tenemos una buena mañana.
Claudia: Gracias a tu música el tiempo pasa Marcos.
Marcos: Claudia la música es el arte que combina los sonidos en el tiempo.
Claudia: Por eso no llevo muy bien nuestras diferencias horarias.
Marcos: La diferencia es sólo eso. Y nuestra distancia significa que existe algo. El vacío es otra cosa.
(En ese instante se abre la ventana y escuchamos el sonido del viento)
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