A pesar del título de la obra, ciertamente la distinción se halla, según Baudelaire, entre lo cómico y lo grotesco ejemplificado a través de la caricatura. Por ello utiliza en esta última categoría el arte de la pintura y del grabado.
En su primer capítulo establece una teoría de la risa, y lo hace creando dos mundos paralelos, me refiero a la risa desde el punto de vista teológico y desde el punto de vista filosófico, el primero no es sino cauce para desembocar en el segundo. Son algunas las referencias que se hace al Libro de Sapiencias del Antiguo Testamento y a las enseñanzas morales que tienen como consecuencia el pecado original. A raíz de esto la afirmación de que “la risa viene de la idea de la propia superioridad, es decir, la risa tiene un origen diabólico” será una constante. Desde el punto de vista filosófico observa el poeta que “la risa es de las expresiones más frecuentes y numerosas de la locura” esto es, un SÍNTOMA DE DEBILIDAD. Ahora ya queda establecido el camino de senderos que se bifurcan, pues la risa es de “naturaleza contradictoria”, es dual.
Si la risa es de origen satánico, es profundamente humana, esto mismo vendría a decir Bergson en su tratado “La risa”: “ no hay nada cómico fuera de lo que es propiamente humano”, así lo cómico reside en quien ríe y no en el objeto de la risa. Y como la risa es dual, contradictoria, versátil y voluble, y es de carácter manifiestamente vital y alegre, no es lo mismo la alegría que la risa. Baudelaire establece una clara diferencia entre ambos conceptos: la alegría es en sí misma en tanto que la risa es una expresión, un síntoma.
Volvamos a la distinción entre cómico y grotesco. Para establecer dicha diferenciación con sus matices incluidos, Baudelaire hablará de “cómico significativo” y de “cómico absoluto”. Lo significativo es lo meramente cómico, entendiendo que desde un punto de vista artístico se da mediante la IMITACIÓN, en tanto que lo absoluto, es decir, lo grotesco, se da mediante la CREACIÓN.
En lo cómico absoluto habita la alegría, su rasgo más característico es la de ignorarse a sí mismo, Bergson apunta a lo mismo en su tratado ya mencionado: “Un personaje cómico es cómico en la medida en que se ignora a sí mismo”, pero Bergson no establece la categoría de grotesco, pues como dice Baudelaire “en lo grotesco no está necesariamente la risa”.
Aplicamos todo lo dicho y concretamos:
Lo cómico alberga la risa, es de carácter colectivo, es la medida del hombre con la costumbre de otros hombres, su carácter pertenece a la cultura popular, por ello es perecedero temporalmente.
Lo grotesco no alberga la risa necesariamente, no tiene porque tener un carácter colectivo, aunque en ocasiones lo tendrá, su modo de medirse es para con la naturaleza, lo que alberga la posibilidad de que no perezca en el tiempo ni en el espacio.
Ambos conceptos nacen de la idea del mundo al revés. Siempre nacerán de la idea de superioridad por parte del espectador/ lector.
Irol de la Zaera
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