Gran Coro
Erase una vez una pobre viejecilla que no paraba de recordar la Maldita Guerra. Estaba felizmente casada con un buen hombre. Un hombre atento que escuchaba sus lamentos cada noche.
Viejecilla
¡Oh! ¡Me muero! No me queda mucho tiempo. ¡Ay de mí! ¡Ay, ay, ay, qué dolor!
Viejecillo
Yo soy el viejecillo de esta historia. Llevo toda la vida amando a esta mujer y mirarla ahora, moribunda, postrada en una cama, hablando con gentes que ya no están, con fantasmas de la Guerra.
Pequeño Coro de Ecos
Maldita Guerra. Maldita Guerra. Erra. Erra.
Viejecillo
¿Quieres un sándwich mixto? ¿Con o sin huevo? ¿Huevo de avestruz?
Viejecilla
No, de codorniz que me muero y no me entra nada más en este débil cuerpo.
Pequeño Coro de Ecos
¡Huevón! ¡Huevón! ¿No puedes hacer nada más por tu mujer? Ujer. Ujer. Urge. Urge.
Viejecillo
¿Y qué quieres que haga?
Viejecilla
Tú sabes dónde descansan los muertos.
Viejecillo
Nuestros muertos no descansan en los cementerios.
Gran Coro
Sus muertos descansan debajo de los pinos que tienen dueño.
Sus muertos no pueden descansar, no tienen nombre,
tienen los miembros mezclados.
Esta mujer morirá en un abrir y cerrar de ojos,
y no les podrá nombrar jamás.
Viejecilla
¡Ay, ay! ¡Mi niño! ¡Mi niño, ¿dónde estará?!
Viejecillo
Yo iré a buscarlo y volverá antes que se fría el huevo.
Sale.
Viejecilla
¡Rápido! ¡Me muero! ¡Me muero!
¡Fuego, fuego! ¡La teflón! ¡La teflón!
Gran Coro
Y el viejecillo se fue en busca del cuerpo de su hijo para poder nombrarle. No vio el fuego.
Llegó hasta el monte de pinos. Los propietarios le quitaron la pala y le quebraron todos sus huesos.
Los propietarios
¿Pero no leyó el cartel?
Cartel
TERRENO PRIVADO. PROHÍBIDO DESENTERRAR A LOS MUERTOS SIN NOMBRE.
Gran Coro
Y los muertos al ver que alguien se preocupaba por ellos salieron de sus agujeros. El viejecillo había llamado a su puerta.
Pequeño Coro de Ecos
Y los muertos llegaron ya. Y llegaron bailando Cha, Cha, Cha.
Cha, Cha, Cha, Cha, Cha, Cha, Cha, Cha, Cha
¡Y los muertos bailaron Cha, Cha, Cha!
Gran Coro
La casa arde, ¿quién recogerá las cenizas?
Los muertos acompañaron al viejecillo hasta su hogar, juntos cruzaron el fuego,
y el padre y el hijo abrazaron a la madre.
Todos recuperaron la memoria y vieron el jardín florido y hermoso.
En el país del No,
más árido que el país del Sí,
la tierra es dura
y los pinos están secos.
En el país del No
se escuchan los lamentos
de una viejecilla,
como los zumbidos de una abeja
en busca de su miel.
se escuchan los lamentos
de una viejecilla,
como los zumbidos de una abeja
en busca de su miel.
¡Bzzz! ¡Bzzz! ¡Bzzz!
Su marido, angustiado,
pasa las noches enteras
velando a su octogenaria mujer.
Las abejas serán moscas
en el país del No.
-Empiezas a oler mal
creo que te estás muriendo, amor mío.
-Me pudro, dijo su mujer,
porque desconozco la verdad.
¡Tzzz! ¡Tzzz! ¡Tzzz!
-Vive Dios que tú florecerás
como que yo me llamo Miguel;
ni la primavera
florecerá tan bella como tú.
-Quiero saber donde está enterrado
nuestro hijo, le increpó la vieja.
-No está enterrado, es espuma de mar,
Necesitas recuperarte,
¿quieres comer algo?
Hay huevos en la despensa.
-No quiero comer nada, dijo ella.
Era, era, era…
Espera… ¿hay zanahorias?
-No sé si son zanahorias o nabos.
Sea lo que sea te lo comerás
Estás débil.
Este fue el momento
El viejo tomó la decisión.
El viejo dijo no a salir,
Deja a los muertos descansar en paz.
Dijo: no te voy a dejar,
Me quedaré contigo,
No pienso salir a buscar
Lo que es espuma de mar.
La viejecita chilló y chillo:
-¡Es, es, es!
El viejo le contestó:
-¡Era, era, era!
Empezaron a cocinar
Y en el país del No, comenzó así
Un gran fuego nacido
En la sartén de los huevos.
El viejo, al estar en casa,
Tanto escupió
Que al final el fuego sofocó.
La vieja al comer se recuperó
Y felices pasaron sus últimos días
Haciendo el amor,
El niño enterrado lloró y lloró
Otro su lugar ocupó
Y el cariño se llevó.
¡Ay dios! ¡Ay dios!
Todos sabemos lo que pasó.
Coro:
Los ancianos lo hicieron ya
Y engendraron un niño Cha, Cha, Cha.
Cha, Cha, Cha. Cha, Cha, Cha.
Le llamaron espumita de mar.
¡Cha, Cha, Cha!
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